La educación emocional en la infancia

Hoy en día, se está dando gran importancia a la educación emocional en la infancia, y menos mal, ya que los seres humanos nos caracterizamos por tener la capacidad de reír, llorar, alegrarnos, enfadarnos, entristecernos, decepcionarnos… En definitiva, tenemos la capacidad de sentir. Ejercemos esta función a través de las emociones, sin ellas pareceríamos maquinas.

El cerebro emocional está presente en todos y cada una de las acciones de nuestra vida cotidiana. Las mayores decisiones que tomamos en nuestra vida son decisiones basadas en la emoción, y solo un pequeño porcentaje en la razón.

Las emociones nos acompañan en nuestro día a día, siendo el soporte fundamental de nuestras relaciones y del conocimiento de nosotros mismos. Saber cómo llevar a cabo el desarrollo emocional en los primeros años de nuestra vida es primordial para comprender y educar a los niños en su bienestar.

Tenemos que tener muy presente lo privilegiados que son nuestros hijos e hijas, ya que las generaciones pasadas no conocían la importancia del desarrollo emocional sano y que cuando nuestros padres nos educaron a nosotros, no había una conciencia tan clara respecto a este tema, en gran parte porque cuando les criaron a ellos era totalmente al revés.

Antes, la crianza más extendida era que los padres tenían que fortalecer la personalidad de sus hijos. Disciplina, mano dura, y una pequeña ración de cariño; quiero remarcar que no en todas las familias era igual.

Afortunadamente, los tiempos han cambiado y gracias a un sinfín de investigaciones sabemos que el cerebro emocional desempeña un papel crucial en la vida de las personas adultas siendo la infancia la base de como actuaremos de adultos.

El desarrollo emocional comienza desde el nacimiento, donde ya comienzan a experimentar sensaciones ligadas a aspectos elementales y primitivos. El mundo del recién nacido se basa en parámetros emocionales muy primarios fundamentados por sus necesidades y acciones básicas, y solo con el paso del tiempo y gracias a la interacción con el entorno se podrá ir dando forma al gran abanico emocional que todos tenemos.

Para reconocer las emociones lo primero debemos conocerlas. Muchas veces pensamos que para los niños es algo evidente, pero es importante que aprendan que hay diferentes emociones y la diferencia con los sentimientos.

Tenemos que aceptar las emociones y con esto no quiero decir que debemos aceptar un mal comportamiento a una mala reacción, sino que el niño está sintiendo cierta emoción.

Como padres pensamos que nuestros hijos no tienen responsabilidades, que no se deben de molestar, entristecer…Debemos de aceptar que los niños se emocionan aunque la emoción sea tristeza, rabia, miedo… Como sociedad hemos colocado en el podio las emociones positivas, pero tenemos que tener también presentes que las emociones no tan positivas también son parte de nosotros y debemos sentirlas.

Actualmente se ha visto la gran importancia de las emociones en el ámbito educativo y siendo una de las más importantes la educación emocional.

La educación emocional la define Rafael Bisquerra como “un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitarle para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social”.

Para finalizar, quiero destacar la gran importancia de integrar la educación emocional desde edades tempranas, ya que no solo queremos que nuestros hijos e hijas sean personas competentes académicamente si no que lo que más queremos es que sean felices y capaces de afrontar los conflictos emocionales de la vida para salir fortalecidos de ellos.

Queremos que sean felices, autónomos, seguros de sí mismos y capaces de desenvolverse en la sociedad actual; una sociedad en la que jugamos con tiempos muy rápidos que generan situación de estrés y frustración, por lo que las personas que hayan adquirido y tenga interiorizadas habilidades de gestión, regulación y control de emociones ganara en salud y bienestar.

Como dijo Aristóteles “Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto”.

Familyon

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