En el momento en que sabemos que viene un bebe en camino, de manera inmediata, adoptamos un papel protector y solo pensamos en el bienestar del bebe. Ya desde entonces, tenemos el instinto de proteger a nuestros hijos e hijas.
Cuando nacen, nuestro instinto protector nos hace estar atentos a sus cuidados, a sus necesidades, a proporcionales protección,etc.
Pero aunque todo lo que ahora os estoy comentando sean comportamientos totalmente normales, tenemos que aprender a diferenciar entre protección y sobreprotección.
Pero… ¿Qué es la sobreprotección?
Cuando hablamos de sobreprotección, no nos estamos refiriendo al cuidado básico que necesita un niño o niña. Sino que nosotros como padres y madres, nos encargamos de resolver todos sus problemas, tanto los que no puede resolver como los que sí puede. Intentamos evitar que los hijos vayan asumiendo más autonomía y responsabilidades propias de su edad de desarrollo, con la intención de que tengan una vida cómoda, fácil y feliz.
Se consideran «mejores padres y madres» si protegen a su hijo o hija de cualquier decepción, si les hacen todo lo que los niños y niñas pueden hacer, si les dan todo lo que piden o creen que puede necesitar o querer… Los sobreprotegen sin darles la oportunidad de desarrollar seguridad en su capacidad de manejar los altibajos de la vida, sin darles la oportunidad de desarrollar responsabilidades, autosuficiencia y confianza en si mismos.
Estas niñas y niños, sobreprotegidos, lejos de pensar que son capaces, sienten que los demás deben hacer las cosas por ellos y darles todo lo que ellos pidan.
Nos pensamos erróneamente como padres, que su felicidad consiste en ponerles la vida fácil. Pero su felicidad consiste en ir superando los retos que se les presenta y tengan conciencia de ello.
Sobreproteger a los hijos e hijas trae consigo una serie de consecuencias:
- Dependencia del adulto, ya que los niños y niñas dejan de confiar en su instinto, de sus capacidades debido a que no se les permitió desarrollarlas.
- Se convierten en niñas y niños muy tímidos
- Sentimiento de inutilidad, inseguridad, pesimistas, ya que piensan que no son buenos en nada, ya que siempre se lo dan todo echo.
- No aprenden a asumir las responsabilidades de sus actos debido a que siempre están los adultos para protegerles y de esa manera nunca aprenden las consecuencias de sus actos.
- Baja tolerancia a la frustración. Cuando son pequeños lo tienen todo, no se les enseño y no pudieron aprender, que a veces las cosas no salen como queremos y no lo podemos tener todo cuando queremos. Muchos reaccionan a la frustración con agresividad y exigencia.
- Se vuelven egocéntricos, con poca empatía y tiranos con su entorno (familia, amigos, compañeros de clase…)
- Pueden tener dificultades en el aprendizaje, afectando a su rendimiento académico.
- Pueden llegar a ser adultos dependientes porque no aprendieron a resolver por sí mismos y en consecuencia, busquen la aprobación para saber si lo están haciendo bien.
¿Cómo podemos evitar la sobreprotección?
Nos puede parecer una tarea sencilla, pero no lo es para aquellos padres y madres que practican este estilo educativo. Hoy en día, es uno de los errores más comunes cometidos por padres y madres.
Lo más importante, es que tenemos que aceptar a nuestras hijas e hijos tal y como son, y no poner aspiraciones sobre ellos. Tenemos que tener en cuenta sus deseos e intereses. Porque si no siempre buscarán complacernos y no desarrollaran sus propias capacidades.
Debe haber límites claros en el domicilio, no se les debe dar todo lo que piden. Tienen que aprender que las cosas requieren de esfuerzo para conseguirlas. Es muy importante enseñar a los niños el valor de las cosas, el esfuerzo que requiere…
Tenemos que aprender a ayudarles cuando lo necesitan; esto no quiere decir que debemos solucionarles los problemas. Ellos debe aprender por si mismos a buscar soluciones. Nosotros estaremos a su lado por si nos piden ayuda y así poderles proponer soluciones, pero nunca interviniendo nosotros sino dejándolos que sean ellos los que busquen soluciones a sus dificultades.
Si sobreprotegemos a nuestros hijos e hijas, estamos frenando su desarrollo y crecimiento, y no les dejamos que adquieran por si mismos las herramientas para valerse por sí mismos. Debemos ser conscientes que es muy difícil cambiar las creencias y los hábitos una vez establecidos; es un error pensar que pondrán aprenderlas más tarde, cuanto más tiempo pase, más difícil será cambiar sus interpretaciones.
Es muy importante que entendamos, que los niños y niñas aprenden valiosas habilidades para la vida cuando se les permite desarrollar responsabilidad y confianza en si mismos al ponerlas en practica.
Como dijo Rudolf Dreikurs “No hagan por los niños nada que él pueda hacer por sí mismo”.
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