Parece difícil educar sin premiar y elogiar cada conducta y comportamiento de nuestros hijos e hijas. Cierto es que a muchas personas se les educó a base de premio o castigo, si lo haces como yo quiero te premio y si no, pues te castigo.
Además cuando hablamos de premio y elogio, no nos resulta que sea algo negativo, ya que no causa ningún daño al niño o niña y su respuesta siempre es positiva, pero realmente no somos conscientes de las consecuencias que los premios y elogios traen consigo.
La verdad que premiar y elogiar nos suena a agrado, a que está bien, a algo positivo, que lo estamos haciendo correctamente como madres y padres. Sobre todo si tenemos hijos o hijas “buenos” (pongo la palabra buenos entre comillas porque ¿Qué es tener un hijo o hija bueno?). Pero… ¿Qué pasa si tenemos un hijo o hija que no es tan “bueno”?. Con esos niños cuesta un poco más y los premios y elogios se convierten en chantajes.
Ejemplo:
- Si recoges todo te prometo…
- Si te comes todo, te doy chocolate.
- Si sacas buenas notas, te compraré lo que tú quieras.
- Si te portas bien en el médico, cuando salgamos te compraré…
- Si recoges los juguetes, vamos al parque.
- Que bien te has portado, toma esto por portarte tan bien.
- Muy bien por dar un beso a la tía, toma este chupa Chups.
- Estoy muy orgullosa de ti.
- Estoy muy contenta por tu comportamiento.
- Así una y otra vez…
¿Creéis que con esos premios y elogios estamos enseñándoles algo?
Todo lo contrario, creemos que les estamos motivando y alentando y realmente lo que estamos consiguiendo es que se comporten como nosotros queremos en cada momento.
Confundimos premiar y reforzar con alentar y motivar. Les estamos motivando o les estamos enseñando a que dependan de los juicios externos, en vez de motivarles para que se sientan capaces y confíen en ellos mismos. No les estamos enseñando a reflexionar y a que tomen consciencia de sus acciones.
Por ejemplo:
- En vez de “si te comes todo te doy chocolate”- si no comes, luego tendrás hambre.
- En vez de “que orgullosa estoy por tus notas” – “debes estar orgullosa de ti misma, esas notas son debido a tu esfuerzo”
Normalmente, premiamos el resultado y no el proceso. Seguro que conocéis a muchos niños y niñas que se esfuerzan muchísimo y sacan un 6, y otros que sin ningún esfuerzo sacan esa misma nota. O niños que recogen sin tener que decirles nada y otro a base de insistir e insistir acaban recogiendo. Entonces, ¿Quién se merece el premio? El que se esfuerza o el que hace lo que a nosotros nos parece lo correcto o adecuado y porque el resultado final nos gusta.
Debemos motivarles a que crean en ellos mismos y en sus capacidades, porque si les educamos a base de premios y elogios llegará el día que cuando dejemos de dárselo ese buen comportamiento, bueno, lo que a nosotros nos parece que es buen comportamiento, deje de darse.
Os muestro algunas de las consecuencias que trae consigo educarles a base de premios y elogios:
- Serán niños y niñas en búsqueda constante de la aprobación. Convirtiéndose en personas inseguras, por miedo a equivocarse con miedo a la opinión de los demás.
- Buscarán siempre su recompensa y no se atreverá nunca hacer cosas que crea que no son del agrado del adulto o que no sea lo que esperamos nosotros de él o ella (tendrán miedo a no dar la talla)
- Cuantas veces habéis escuchado o habéis dicho en vuestra infancia ¿lo estoy haciendo bien? ¿Te gusta? Buscando siempre la aprobación del resto.
- Niños y niñas desmotivados que solo hacen las cosas por conseguir su premio.
- Niños y niñas con baja autoestima.
- Niños y niñas exigentes con los demás, que manipulan al resto (incluyo padres, madres, abuelos…)
¿Cómo podemos educar sin premios y alabanzas?
- Realizar preguntas de curiosidad.
- Alentar en lugar de alabar.
- Mostrar interés por sus sentimientos.
- Que observen las consecuencias naturales de sus actos.
Y con todo esto, no quiero decir que nunca debemos hacer un regalo y que seguramente algún elogio se nos escapa (los tenemos tan automatizados). Una cosa es que en momentos puntuales los utilicemos, pero que no se convierta en el día a día de nuestra crianza.
Una cosa si les debemos mostrar, que ellos sean capaces de ver sus logros para ellos mismos, no para nosotros.
Beatriz. Familyon